Javier Solís, “El Rey del Bolero Ranchero”

Javier Solís fue solo su nombre artístico, el verdadero era Gabriel Siria Levario, joven inquieto de origen humilde que nació un 1 de septiembre de 1931 en la capital, aunque por algunos años se creyó que era originario de Nogales, Sonora, de ahí su apodo “El yaqui romántico”.

El escritor Arturo Ramos afirma en su libro, El otro lado de la historia de Gabriel Siria Levario, Javier Solis, que el mismo cantante inventó haber nacido en Sonora; sin embargo, en su acta de nacimiento se lee que su madre dio a luz en el Hospital Homeopático, en la hoy alcaldía Cuauhtémoc y la misma información consta en la Secretaría de Cultura.

Su padre era panadero y su madre comerciante. A la edad de un año su papá los abandonó, fue cuando su madre decidió dejarlo al cuidado de sus tíos, que tenían su casa en el barrio de Tacubaya, donde creció y estudió hasta el quinto año de primaria, pues tuvo que dejar la escuela para trabajar y ayudar con los gastos de la casa.

Desde los once años entró a trabajar por algunos meses en una panadería de nombre “El Imperio”, para luego ser ayudante de carnicero, boxeador, estudiante de canto y de guitarra. En notas de este diario publicadas al día siguiente de su muerte, se afirma que también fue carpintero y hasta mecánico.

Él mismo declaró en entrevistas que era un orgullo decir que venía de muchos empleos y que por suerte ya era “cancionero”, que el recuerdo más grato que tenía de su infancia era haberse criado en Tacubaya, “en ese barrio tan bonito, con un grupo de amigos, a los cuales estimo mucho y sigo queriendo más que antes, ya que ellos han ayudado a mi humilde carrera artística”.

Los deportes que más le gustaron eran el futbol, el beisbol y el box, pero fue a este último al que “se dedicó con gran pasión” y hasta llegó a sostener encuentros con Raúl “El Ratón” Macías, entre otros púgiles que más tarde también se hicieron famosos. Las notas periodísticas narran que luego de recibir una tremenda golpiza decidió no pelear más.

Carrera en la música

Con menos de 20 años, en 1948, ya cantaba con grupos de mariachis en Garibaldi y en calles del centro de la capital. Así empezó su trayectoria en el Tenampa y en el Guadalajara de Noche, junto al mariachi América de Alfredo Serna, donde su sueldo era solo lo que recibía de propinas.

En aquel año ganó el segundo lugar en un concurso de cantantes aficionados en la estación de Radio XEW, donde recibió muy buenos comentarios de los jueces acerca de su voz, ahí comenzó a crecer su carrera artística.

En notas de El UNIVERSAL se publicó que “su debut, como tal, lo hizo en el centro típico Guadalajara, en el populoso barrio de la Lagunilla, cerca de Garibaldi”.

Imitó a Pedro Infante

Al año siguiente, en 1949, luego de cantar en bares como El Azteca, sobre Niño Perdido —hoy Eje Central Lázaro Cárdenas— firmó un contrato con el general Rafael Ávila Camacho para trabajar en Atlixco, Puebla, durante un año. En esa su primera gira utilizó el nombre de Javier Luquin.

Para 1950, su carrera artística comenzó a crecer y a estabilizarse como lo hacía también la economía nacional al iniciar la etapa del llamado Milagro Mexicano; en ese año grabó sus primeras canciones junto al Trío Los Galantes, en un estudio para artistas aficionados que pertenecía al cine Cinelandia.

Gracias a esa grabación, Discos Columbia —hoy Sony Music— lo contrató a inicios de 1956, un año antes ya tenía el nombre de Javier Solís con el que alcanzó la fama. Fue en la estación de Radio XEW que recibió en 1957 el primer disco de platino por las altas ventas de su primer sencillo.

En abril de aquel 1957 la muerte sorprendió a otro gigante de la música y de la pantalla grande: Pedro Infante, a quien Solís admiraba mucho y llegó a imitar al inicio de su carrera, incluso el día del entierro “del Inmortal” sinaloense comenzó a cantar como él frente a su tumba.

Fue con Sabrás que te quiero, en 1959, con la que encontró su propio estilo el cual gustó totalmente al público. Las notas periodísticas indican que con aquella canción “se le abrieron en forma definitiva las puertas de la popularidad” a la que siguieron éxitos como Llorarás, llorarás, El loco, Amor mío, Dios no lo quiera, Lágrimas de amor, La Hiedra, Sabor a Mí y Bésame Mucho, entre muchas más.

Para 1960 inició su segunda gira en Estados Unidos, en la primera grabó un disco de valses en Nueva York que se digitalizó en México, pero sin mucho éxito. En la segunda gira grabó boleros con orquesta.

Sus discos más conocidos fueron sin duda Fantasía Española y Trópico con éxitos de Agustín Lara, en 1962 y 1963, en ellos el intérprete introdujo la lírica urbana dejando atrás los sones y la música del campo.

Los últimos seis años de su vida

Entre 1960 y 1966, grabó más de 300 canciones en 20 discos de larga duración y participó en más de 30 películas, entre ellas Agarrando parejo, Especialista en chamacas, Rateros último modelo, Balacera, El norteño, Tres balas perdidas, Vuelven los cinco halcones, Un tipo a todo dar, México de mi corazón, Campeón del barrio, Aventura en el centro de la Tierra, Los tres mosqueteros de Dios y Amor a ritmo a go-go, entre otras, a través de las cuales se le conoció no sólo en México, sino que su fama llegó a varios países latinoamericanos.

EL UNIVERSAL publicó que el productor de televisión Ernesto Alonso ya tenía listo un guión de telenovela para el famoso Javier Solís, en el cual el cantante interpretaría a un payaso callejero, se llamaría El Circo, pero no alcanzó a grabarla.

Disqueras y varias agrupaciones le entregaron gran cantidad de reconocimientos y trofeos, entre otros el Disco de Oro en Nueva York, la Medalla de Oro por haber roto el récord de ventas con Sombras, tal vez el más grande de sus éxitos.

En cuatro ocasiones recibió el Discómetro de oro, un Disco de plata, dos Guitarras de Oro, la Nota Musical, que se entregaba en California, Estados Unidos, el trofeo Radio Éxitos y El Calendario Azteca, por parte de la Asociación de Periodistas de Radio y Televisión, entre muchos más.

Su muerte

Desde pequeño fue trabajador y tenaz, un enamorado de la vida misma. En este diario se publicó que “gustaba de pasar las tardes jugando con los chamacos de la colonia donde vivió y varias veces tuvo problemas con las patrullas por jugar futbol en la vía pública”.

En sus últimos años hizo giras por Estados Unidos, realizó temporadas en el Teatro Blanquita de esta capital y recorrió el país en varias ocasiones cantando sus éxitos. Precisamente estando de gira en Morelia, Michoacán, la estrella se sintió mal y fue trasladado al Sanatorio Santa Elena en la colonia Roma de esta capital.

El cantante y actor padecía desde hacía tiempo problemas de la vesícula que no había tratado por su trabajo, por lo que fue intervenido. Según las versiones periodísticas, luego de la operación de la que salió con éxito, los médicos le prohibieron tomar líquidos por la operación a la que se había sometido y por los medicamentos que le fueron indicados.

Sin embargo, a la semana de su ingreso al hospital murió sentado en su cama a los 34 años de edad, el 19 de abril de 1966, luego de problemas cardiacos provocados por beber una jarra de agua a escondidas para mitigar su sed.

 

Tomado de El Universal.

Publicación completa en: https://www.eluniversal.com.mx/opinion/mochilazo-en-el-tiempo/javier-solis-el-famoso-artista-orgullosamente-de-tacubaya/

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