La conspiración es descubierta y comienza la insurgencia con la actuación decidida de Allende

En el mes de septiembre de 1810, Don Mariano Galván, secretario de la Junta Conspiradora de Querétaro, hizo denuncia de la conspiración a don Joaquín Quintana, Administrador de Correos de esa plaza con el cual trabajaba, diciéndole que Allende y Aldama asistían a las juntas y eran sus jefes, y en las mismas se trataba de los medios con que iba a ser la revolución, que era en principio la seducción del pueblo y la aprehensión de todos los europeos, quitando la vida a los que opusieran resistencia.

El 12 de septiembre de 1810, informan al intendente Riaño sobre el movimiento de Independencia:

Juan Garrido hace una nueva denuncia de la conjura de Querétaro. En Guanajuato, Francisco Bustamante denuncia ante el intendente Juan Antonio Riaño, la conjura que implica a Miguel Hidalgo, a Ignacio Allende y a Juan Aldama. Riaño comentó proféticamente: “… ¡Malo! Si Hidalgo está en esto. Nueva España es independiente”.

Inicios de la lucha por la independencia

El 14 de Septiembre de 1810, Doña Josefa Ortiz de Domínguez, le avisa a Ignacio Pérez que la conjura ha sido descubierta y le pide que vaya a San Miguel el Grande para advertir a Ignacio Allende.

El intendente Juan Antonio Riaño ordena la aprehensión de Ignacio Allende y Juan Aldama, en San Miguel, y la de Miguel Hidalgo y José Mariano Abasolo, en Dolores.

Ignacio Allende se entera de la orden de aprehensión en su contra y conferenció con Juan Aldama y demás oficiales del Regimiento, partidarios, quienes le informaron que acababan de recibir noticias que el día 13, Juan Garrido, había  delatado la conspiración y que se había enviado al subdelegado en San Miguel, la orden de aprehensión en su contra y de don Juan Aldama, por lo cual acordaron que este último permaneciera en San Miguel, y que Allende saliera a interceptar la orden que venía de Guanajuato, logrando su objetivo en las afueras de la Villa, y a toda prisa siguió a Dolores.

Llega Ignacio Allende a Dolores

Por la noche, don Ignacio Allende llega sigilosamente a Dolores. Había salido a caballo de San Miguel el Grande, para informar al cura don Miguel Hidalgo que Ignacio Garrido había denunciado la conspiración. Permanecieron juntos al siguiente día, sin tomar ninguna decisión.

Septiembre 15 de 1810:

Comunican a Allende que la conspiración había sido descubierta. El audaz Ignacio Pérez, emisario de doña Josefa Ortiz de Domínguez, llega a San Miguel el Grande en la madrugada a todo galope, procedente de Querétaro, para comunicar a Ignacio Allende que la conspiración había sido descubierta. Juan Aldama informó a Pérez que Allende se encontraba en Dolores. Inmediatamente, don Juan Aldama sale apresuradamente de San Miguel el Grande, hacia Dolores, llegando a esta población a los dos de la mañana.

Septiembre 16 de 1810:

Así, Juan Aldama, en compañía de Ignacio Allende, se entrevistaron con Don Miguel Hidalgo y Costilla en su casa habitación, para informarle de todo lo que pasaba sorpresivamente.

Allende comentó que no había tiempo para informarles a las juntas conspiradoras de los sucesos de Querétaro y Guanajuato, por lo cual era conveniente llamar en el acto a los conjurados de Dolores; que “él antes perecería  que  rendirse”, agregando las siguientes palabras “Pues bien, Sr. Cura, echémosle  el lazo,  seguros de que ningún poder humano podrá ya quitárselos”.

Entonces Hidalgo exclamó decidido: “Caballeros, lo he pensado bien, y veo que en efecto no nos queda otro recurso que ir a coger gachupines”

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